El oso –como todos los mamíferos – es un animal de
sangre caliente. Esto significa que, como te sucede a ti, que también eres
mamífero, la temperatura interna de su cuerpo se mantiene constante. Por ello,
aunque en los bosques y los hielos donde vive haga mucho frío, conserva el
calor interno de su cuerpo. El oso tiene además otros medios para hacer frente
al frío. Su cuerpo está recubierto por un espeso pelaje y bajo la piel tiene
una gruesa capa de grasa, que no deja salir el calor interno y le protege del
frío exterior. Los osos han desarrollado también otro sistema para resistir el
frío y para hacer frente a la escasez de comida durante el invierno; este
sistema-en apariencia sencilla, pero en realidad compleja y fascinante- consiste
en dormir para no gastar energía.
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